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Jerusalem cada vez más cerca de lograr la igualdad entre árabes y judíos

Julia Risnik

La socióloga definió la cuestión de la reunificación analizándola de forma contemporánea y con la vista puesta en los sucesos que han marcado a la ciudad durante las últimas décadas.

“Estamos hablando de una reunificación ¿Y qué quiere decir eso? A simple vista, cuando recorremos las diferentes zonas de Jerusalem ¿Qué vemos? Vemos dos poblaciones muy diferentes, en cada área una población muy diferente. Vamos a la parte judía y vemos que gran parte de los habitantes son ultraortodoxos, eso se ve por la vestimenta por supuesto. Y por otro lado cuando recorremos la parte Oriental vemos la población árabe que se destaca por la vestimenta de las mujeres, muchas de ellas musulmanas. (…) Esto es a simple vista. Vemos que se hablan dos idiomas diferentes, en la parte Occidental se habla hebreo y en la otra se habla árabe. También los carteles son expuestos en diferentes idiomas, en árabe o en hebreo. Lo que resalta mucho a primera vista, es el abandono que sufre la parte Este de Jerusalem. Calles sin veredas, veredas sucias, se amontona la basura, escasez de espacios verdes y plazas con juegos para niños. Y todo esto a simple vista”, aseguró.

Lo que ocurre es que esta desigualdad, que se percibe a simple vista, según Resnik refleja una profunda historia de discriminación hacia la población árabe de Jerusalem, la cual comprende el 40% del total de los habitantes de la ciudad. Por eso, es importante entender el status que tiene esta población: “ellos no son ciudadanos, disfrutan de algunos derechos sociales, pero no pueden votar en las elecciones nacionales ni para la Kneset, ni para el primer ministro. Pueden sí votar en elecciones municipales”.

Esta discriminación según Resnik también se puede encontrar en áreas como la educación, el transporte, la infraestructura, la salud y el empleo. Esta desigualdad, llevada a diferentes ámbitos resulta sumamente problemático para Israel, pues lleva a los individuos a utilizar alternativas que no son para nada favorables a los intereses del estado judío.

“Para dar un ejemplo”, dice la profesora del departamento de Educación de la Universidad Hebrea de Jerusalem: “faltan miles de aulas para los niños porque no se construyeron durante décadas nuevas aulas y por supuesto la población va creciendo. Esta carencia de aulas en escuelas públicas es llenada por escuelas privadas, que por supuesto sólo los más pudientes pueden tener acceso, o por escuelas de los Hermanos Musulmanes, con una visión educativa muy específica”.

Es sabido que los Hermanos Musulmanes implementan una educación islámica que ha formado a muchos terroristas extremistas, por lo cual eventualmente, sectores políticos reconocieron la necesidad de modificar esta desigualdad y generar una verdadera integración entre las dos partes de Jerusalem.

“Recién en 2018 comienza el gobierno a luchar contra la desigualdad y trata de manera muy seria de atenuar la discriminación que estaba institucionalizada durante décadas. Esto fue gracias a una coyuntura muy especial, se puede decir un conjunto de circunstancias que hizo que se unan políticos de derecha, ex agentes del servicio secreto israelí y funcionarios de tesorería, que juntos consiguieron convencer a ciertos ministros de la necesidad de este asunto y la importancia de conseguir presupuesto porque, cito: ‘No se puede seguir así, esta situación es insostenible’. Hubo intereses políticos que veían que esta discriminación podría ser el detrimento del gobierno israelí y que podía poner en peligro toda la idea de la unificación de Jerusalem”, relató Resnik.

Así, en el 2018 lograron la aprobación de un plan quinquenal de inversión en el Este de Jerusalem otorgando un presupuesto de NIS 2 millones (unos 570 mil dólares) para la mejora infraestructural y social de la ciudad. Fue la primera vez que el estado destinaba semejante presupuesto para atenuar la discriminación, después de 50 años en los cuales Resnik recuerda una “discriminación institucionalizada”.

“El Instituto de Jerusalem, que es un instituto que investiga y centra todos sus esfuerzos científicos en entender lo que pasa en la ciudad, dice que justamente los frutos de este plan están en el área de la educación”, dijo la profesora.

Con el plan en acción, los colegios de Jerusalem Este recibieron un presupuesto mayor por instruir a sus alumnos en el aprendizaje del hebreo, la aplicación de programas de estudio israelíes y fijando la meta de aprobar el examen que todos los israelíes toman para comenzar los estudios de la enseñanza superior. Este plan tuvo semejante éxito según Resnik que “en el año anterior, la mitad de los estudiantes que ingresaron al primer año de la licenciatura en educación eran árabes, y la gran mayoría de esos árabes eran de Jerusalem Oriental”.

Por último, la socióloga reconoció que las celebraciones patrióticas de Iom Ierushalaim usualmente incluyen caravanas azules y blancas que recorren la ciudad, pasando por barrios árabes, que no siempre ven con buenos ojos la festividad. Sin embargo, a pesar de que este año la pandemia de coronavirus ha cortado toda posibilidad de celebrar fervientemente este día “lo que sí trajo el coronavirus fue una cooperación nunca antes vista” entre árabes y judíos.


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